El Veganismo es un camino de transformación personal y social para alcanzar la paz con los demás Animales.
El Veganismo — afirmaba Leslie J. Cross en 1955 — es esencialmente una doctrina de libertad que busca:
- Liberar a los Animales de la explotación humana, tal y como en el siglo precedente Lincoln, Wilberforce y otros pioneros buscaron la liberación de la esclavitud humana;
- Liberar a la humanidad de la falsa creencia de tener el derecho moral de usar a los Animales para sus propios fines.
En otras palabras, el Veganismo pretende liberar a los Animales nohumanos de nuestra tiranía humana y al mismo tiempo liberarnos de nuestra ceguera moral.
Durante un discurso ofrecido en 1947 en Stonehouse, Inglaterra, Donald Watson sostuvo que si el ideal vegano de «no explotación» se adoptara de forma general sería «la mayor revolución pacífica jamás conocida». Pronunciada tan solo tres años después del nacimiento del Veganismo, se trató de una potente declaración de intenciones, visionaria y utópica para aquel contexto de posguerra. Efectivamente, aún hoy podemos seguir afirmando que el Veganismo se prefigura como la mayor revolución ética de la historia de la humanidad.
Estos pilares o fundamentos mínimos del Veganismo nos introducen de forma rápida y sencilla en las bases del Veganismo y en la magnitud de los desafíos que éste enfrenta. El Veganismo es un camino de Justicia, un camino de transformación personal y social para alcanzar la paz con los demás Animales. Ahora bien, desde el punto de vista aplicado de una Psicología Vegana, es posible emprender además diversas relecturas que enriquezcan y amplíen dichos principios basilares.
Situada en el contexto del presente de la vida cotidiana de las personas veganas, Psicología Vegana se esfuerza en impulsar el desarrollo personal de las personas veganas y en transición al Veganismo, a través del asesoramiento, el acompañamiento, la revisión de sus relaciones y prácticas cotidianas, la liberación de sus mentes y de su creatividad, el fortalecimiento emocional, y un largo etcétera. Psicología Vegana dota a las personas veganas de nuevos recursos para hacer frente a los múltiples desafíos que se les presentan en la construcción de un presente y un futuro acorde al Veganismo.
Ser «vegan» no es fácil
Uno de los grandes conflictos que enfrenta una persona vegana – o en transición al Veganismo –, se produce con la aceptación de una creencia errónea, ampliamente difundida, que sostiene que «ser vegan es fácil». Si realmente todo es tan fácil, ¿por qué me cuesta a mí? El tiempo y los años enseña a las personas veganas que los desafíos que enfrenta el Veganismo son vastos y complejos, y que exceden con creces a esa caricatura inicial del problema y su solución.
Todas las facetas de tu vida están, en mayor o menor medida, atravesadas por cuestiones veganas.
El Veganismo no es una dieta
A estas alturas, quien niega los inmensos beneficios para la salud humana de adoptar una dieta 100% vegetal solo demuestra una profunda ignorancia en el tema. Sin embargo, como hemos visto, el Veganismo no es una dieta sino una profunda filosofía moral que pacifica nuestros modos violentos de relación con los demás Animales. Reducir el Veganismo a ‘una dieta humana’ no es más que otra tergiversación estrella del Veganismo sumamente dañina para la vida y supervivencia de los demás Animales.
En este caso, todo (o casi todo) queda reducido a un problema alimentario que se resuelve de forma rápida y sencilla reemplazando un producto de origen animal por otro de origen vegetal o, en el mejor de los casos, eliminando a su vez nuestra ‘mentalidad carnista’. [Nótese en este contexto el uso desproporcionado del término especista ‘carne’ y de otros eufemismos especistas en reemplazo a una referencia explícita y directa de los Animales nohumanos víctimas de Violencia Especista]. Dicho de otro modo, una persona no se convierte en vegana por comer solo vegetales, no se vuelve vegana haciendo una ‘dieta vegana’ los lunes o de forma intermitente por períodos de algunos días, meses o semanas. Y por supuesto no adopta el Veganismo para cuidar de su propia salud o por otros motivos autorreferenciales. Aunque ciertamente también existan beneficios añadidos, el Veganismo se adopta por y para los demás Animales.
Reducir nuestro vasto abanico de problemas de relación con los demás Animales a un ‘problema alimentario’ —y peor aún, convertirlo en un problema egocéntrico y centrado en la obtención de beneficios personales— es erróneo y nocivo. Menosprecia y sepulta los muchos problemas que Veganismo visibiliza, afronta y resuelve en su afán por ayudar a los demás Animales a escapar de su trágica situación actual, presente y futura. Reducido a una mera dieta, este falso Veganismo aniquila sus bases filosóficas y la pluralidad de acciones que se emprenden para promover su defensa y liberación. Y, por supuesto, boicotea de forma abierta y explícita la lucha contra el Especismo y la Violencia Especista.
Escasez de recursos, exigencias desmedidas
El Veganismo es un proceso de crecimiento complejo, profundo y continuo para el cual hay que prepararse. Las personas veganas inevitablemente deben sortear todo tipo de obstáculos externos e internos para crecer en su propio Veganismo. La banalización del Veganismo, su caricaturización, la proliferación de postulados veganos capitalistas, comerciales, consumistas, edulcorados, infantiles, superficiales, la falta de formación y la falta de experiencia, la impaciencia por veganizar ‘como sea’ y a quien sea, el postureo social en el que caen muchas personas veganas (y no veganas) en la búsqueda de estima y aceptación social, y muchas otras interferencias tales como el lavado de imagen y boicot —greenwashing, meetwashing, etc.— impulsado por la furia de las multinacionales y por quienes ven perjudicados sus intereses comerciales y otro tipo de privilegios de especie, todo ello sumado alimenta la tergiversación actual del Veganismo.
Las personas veganas y en transición al Veganismo se ven entonces expuestas un bombardeo diario e incesante de experiencias que activan la sobreexigencia de sus propios recursos personales. La presencia de este ruido social no les ayuda en absoluto; por el contrario, favorece la proliferación de situaciones confusas, desestabilizadoras y hasta debordantes. En definitiva, toda persona vegana se enfrenta hoy a un incesante «ruido social» causa y origen de un problema derivado: la carencia, escasez o inadecuación de los recursos personales necesarios para afrontar de forma saludable, madura y eficaz los retos del pasaje al Veganismo y su permanencia en él.
El Veganismo es un proceso de desarrollo continuo
La entrada al Veganismo marca el inicio de un proceso de sanación de nuestras relaciones violentas con los demás Animales; es decir, la salida de la violencia especista. El Veganismo es una propuesta creativa, alternativa y disruptiva a la normalización de la Violencia Especista.
El Veganismo abre un nuevo horizonte de esperanzas para una humanidad moralmente en ruinas. Si no creyéramos que un cambio es posible, abrazar el Veganismo sería un sinsentido.
En tanto filosofía de vida de la paz con los demás Animales, el Veganismo nos abre a las experiencias de unión y reencuentro con los demás Animales y con nuestra propia Animalidad. La constatación de ser parte de la solución y no del mantenimiento del problema, las experiencias de reparación de nuestras relaciones interespecie, la visión de horizonte hacia nuevas formas de relación y la creación de un sendero de Paz, nuestra agencia para producir cambios y otras tantas cuestiones que resuelve el Veganismo protege a las personas veganas de los efectos nocivos de una violencia especista que ahora se percibe constante, injusta, con mayor virulencia y por doquier.
Romina Kachanoski
Un mundo sin Violencia Especista
Kachanoski, R. (2023). El Veganismo no es una dieta. Psicología Vegana, 1(1), e001.
https://doi.org/10.5281/zenodo.11527519
